25 noviembre, 2011

Metedura de pata


Hilda Pupo Salazar
¿Se imagina usted que un candidato a presidente de los Estados Unidos vaya a Miami, como parte de su campaña, y no hable de Cuba? Eso es imposible, porque en la meca de la contrarrevolución, si eso no forma parte del discurso de manera espontánea, el público lo exige.
Por eso, nada tiene de extraño que Herman Cain, el aspirante a la Silla, por los republicanos, deleitara a los oyentes con lo que querían oír y abogara por aumentar la presión al gobierno cubano, para un cambio “democrático”, incluso fue más lejos en la complacencia del auditorio y habló de tumbar a “los Castros con el apoyo del exilio cubano”.
Esa historia está repetida y los “sueños” de derrocar a la Revolución Cubana ya la han prometido muchos futuros presidentes.
“Los políticos de EEUU vienen aquí, donde está la comunidad cubana, incluidos casi todos los presidentes que han pasado por la Casa Blanca. Han dicho más o menos lo mismo pero después no han hecho nada”, dijo Miguel Saavedra, de Vigilia Mambisa.
Después llegó la parte de la payasería. Cain dijo unas cuantas palabras en Español, para ser reír a los presentes; disfrutó de unas croquetas en el restaurante Versailles en la Pequeña Habana y le puso la tapa al pomo cuándo preguntó “¿Cómo se dice delicioso en cubano?” (Léase idioma Español).

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