17 diciembre, 2012

Lo que se prohibe en Cuba

Hilda Pupo Salazar A propósito de quienes están difundiendo que en Cuba se prohibió el reagueton les aclaro que lo que se prohibió fue el mal gusto en la música. A continuación un artículo sobre el tema: “Dame un chupi chupi / que yo lo disfruti, / abre la bocuti, / y trágatelo tuti. //Dame un chupi chupi, /dale ponte cuqui, / y apaga la luqui / que se formó el balluqui. “ […] Póngase calentuqui mamuqui / pa q me chupe el platanuqui / ambran paso pa’ que chupe un poco / Sin jockey la niña está sin jockey / se baja el calentoki pa que papi se lo toqui / Chupi chupi chupi ma que se pone brava mama / Yo soy tu loco descarado, / el mal criado / yo sé que tú carece de lo que presume, / tú sabes que conmigo se te cae el blume. / Ve bajándote el ciper / te voy a quitar la ñique / te gusta mi meñique / yo te lo voy a meter […]”. Esta es parte de la letra del llamado Chupi chupi. Los convido a reflexionar juntos sobre el contenido de la canción. No critico el reguetón (al cual pertenece Chupi chupi) solo por serlo, ni determinados toques de moda y mucho menos expresiones, para mí, desenfrenadas. No es problema de época, sino del mal gusto transmitido, las huellas de lo desagradable a todas luces sembradas en nuestra cultura y el perjuicio causado en la juventud. Algunos especialistas opinan que aparte de reflejar pobreza en el lenguaje, esas canciones incitan al sexo, pues su forma común de bailarlo denominada perreo o sandungueo evoca posiciones sexuales y la cópulas de los perros. Incita a hacer el amor con ropa en una pista de baile. Mediten, si letras como las anteriores se establecen como patrones en los jóvenes les deformamos el gusto estético y le desplazamos valores muy difíciles de recuperar. La seriedad se sustituye por el desparpajo, se cuela el irrespeto, el descaro, la falta de pudor y toda integridad resulta una utopía. En el trabajo “¿Quién decide hoy la música que se escucha en Cuba?" de Paquita Armas Fonseca, se expresa: “No creo tampoco que la solución sea prohibir el reguetón ni en la radio ni en ningún otro lugar… Para mí la solución a este problema está a mediano plazo y depende de la educación. Niños y niñas no deben bailar reguetón como parte de los espectáculos montados por sus maestros, porque esa melodía lleva implícito un aspecto sensual no correspondido con la infancia. Los medios de difusión masiva deberían dedicar mayor espacio a jerarquizar lo mejor de nuestra música y criticar, con inteligencia y argumentos, lo malo que se difunde”, yo añadiría, para contrarrestar a los vendedores de DVD que negocian esos productos banales. Si acostumbramos los oídos a esa contagiosa rítmica, después es difícil apreciar otros acordes como buenos. La educación artística recibida en las escuelas es una de las vías para la formación de sentimientos y de una conciencia que le permita apreciar estéticamente el mundo a su alrededor. Lamentablemente, estamos ante dos discursos contradictorios: Uno que habla de afianzar valores y otro que los niega. Llamamos a los padres a ejercer su papel rector.

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