24 noviembre, 2005

El infierno necesita reformas







Hilda Pupo Salazar

hilda@ahora.cu

Si Dante Alighieri hubiera escrito su Divina Comedia a la luz del siglo XXI, tenía que añadir un décimo círculo en el Infierno, casi en el umbral de la morada de Lucifer, para poder incluir a la nueva espécimen de pecadores.
El espacio desde el limbo (reservado para almas virtuosas e inocentes que no pudieron recibir el bautizo) hasta el lugar de los traidores, se queda sin categoría para sentenciar a los espíritus endemoniados que hoy intentan desaparecer la civilización humana de la tierra.
¿Què son las faltas del Infierno de Dante, con la óptica actual? Lujuria, glotonería, avaricia, cólera, herejía, violencia, fraude y traición. Es difícil acoplar en estas culpas el grado de perversidad desarrollado en algunos hombres, como, también, resultarían mínimos los castigos previstos para los máximos infractores.
Habría que diseñar un tipo especial de condena, en esas fosas ecocèntricas diseñadas por el poeta florentino, para juzgar a los autores de las masacres en Yugoslavia, Afganistán, Iraq o Palestina; a los que en defensa de sus intereses pusieron al planeta en un polvorín, recién inaugurado el milenio; a los causantes del derramamiento de tanta sangre y la pérdida de miles de vidas; a los defensores de una política de dominación mundial, basada en la mentira y la difamación, gracias a la cual pulula, hoy, tan tamaña indignidad e irrespeto por el bien ajeno, que hablar de derecho internacional es una utopía.
En la imaginación del padre de la poesía italiana, no cabía tanto alcance para concebir la diabólica mentalidad de los actuales gobernantes en Estados Unidos, ante quienes palidecen etimológicamente los términos del mal, si se tratara de caracterizarlos.
Las maldades contra el prójimo son muchas, pero me detengo en una por su naturaleza destructiva de todos los valores positivos de los hombres: la mentira. Para nadie pasa inadvertido que, ante la ausencia de argumentos y razones para sostener sus “verdades”, recurren a una premeditada guerra de desinformación con el poder sobre los Medios Informativos y saturan sistemática e intencionalmente con sus mensajes, siempre en busca de un estado de opinión pública favorable, a manera de portón de entrada.
Así ocurrió con su intervención vestida de lucha liberadora contra el terrorismo en el Medio Oriente. Las armas de destrucción masiva en Iraq no aparecerán nunca porque no existieron, pero ya no importa, la falacia sirvió de pretexto y el objetivo de adueñarse de las riquezas petrolíferas está cumplido.
¿ Son casuales las acusaciones al desarrollo de la energía nuclear en Irán y Corea, vinculado a la idea de utilizarla militarmente? ¿Podía estar impensado ubicar, ahora, las armas de destrucción masiva en Siria?¿Què persiguen con seguirles el juego desestabilizador a la oligarquía venezolana, interesada en acabar con la revolución en ese país?
No podía faltar Cuba. Su invento de que nuestra pequeña Isla pueda emplear su desarrollo biotecnológico con fines bélicos es la más atroz infamia; pero repiten la idea, periodistas inescrupulosos y periódicos, más aún, lo alimentan a sabiendas de que mienten y en medio de su campaña antiterrorista, con el pueblo traumatizado después del 11 de septiembre, convierten a nuestra Patria en una amenaza contra Estados Unidos y tratan de convencer a los norteamericanos y el resto de la comunidad internacional que necesitan castigarnos.
Tampoco son fortuitos sus afanes de internacionalizar el bloqueo contra nuestro pueblo. Toda la maniobra con la Unión Europea pretende lograr una condena mayoritaria, crear un frente unido y aislarnos.
Para el colmo del cinismo e irreverencia a los cristianos, Bush se autotitula enviado de Dios, como si cubierto por un manto supremo, recibiera un salvoconducto para seguir su genocidio.
Dante, tal vez, no podía poner a esos arrogantes vestidos de diablos en su justo lugar, pero los cubanos, por la defensa de esta Revolución, SI.

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