16 noviembre, 2005

Riquezas de què, "señor de Miami"

Hilda Pupo Salazar
hilda@ahora.cu


Muchas gentes no entiende por qué Cuba, un país pobre y bloqueado por los yanquis, es capaz de ofrecer ayuda a los pueblos del mundo. Precisamente de Miami llega una carta, es de un cubano residente allí y pregunta el por qué ofrecimos apoyo con médicos y hasta medicina a los afectados por el huracán Katrina en Nueva Orleáns, si sus familiares aquí le dicen que esto está malo y que no hay ni aspirina en las farmacias.
Primero le decimos que es un poco exagerado ese planteamiento y que tal vez sus familiares pinten ese dramatismo para que de allá sean más davidosos con los envíos, porque aunque no conozco a su familia sé de muchas que sugieren una miseria espantosa para conmover, y digo más, hay quienes dejaron sus trabajos aquí y viven como pichones con las bocas abiertas atenidos a las remesas. En mi país eso se llama explotación, vivir del sudor ajeno.
Pero hay otra cuestión, si no lleva mucho tiempo allá, se acordará que los cubanos somos solidarios por naturaleza, no damos lo que nos sobra, sino compartimos lo que tenemos.
¿O acaso no recuerda que si por la noche oía al vecino toser, en la mañana le regalaba la mitad de su pomo de benadrilina?
Ya sé que tenemos muchas carencias, que no podemos desarrollarnos más por ese absurdo bloqueo de su gobierno para tratar de derrocar a la Revolución por el hambre y las enfermedades de los cubanos, pero vivimos con la incomparable felicidad de tener una sociedad justa, donde el destino de los hombres importa y eso “señor de Miami” vale más que sus vidrieras abarrotadas de productos, sus farmacias llenas de medicina y esa aparente solvencia. ¿Riquezas de qué?

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