30 marzo, 2009

Evocación convincente




Hilda Pupo Salazar
Evocación, el libro escrito por Aleida March sobre la vida del Che, es una de las lecturas que más he disfrutado en la vida.
Crecimos oyendo hablar de las virtudes de aquel hombre excepcional, su valentía, el estoicismo, la honradez, la manera de ser exigente comenzando por él mismo. El lema de “Seremos como el Che” en las aulas de Primaria, marcaba nuestra imitación a lo más puro, lo mejor.
Y aunque sabíamos que la austeridad fue uno de sus valores, las vivencias cercanas de quien compartió seis años de su vida, narradas de forma tan convincente, me engrandeció la visión que tenía del Guerrillero. Aleida, su ex compañera, me trajo un Che inmenso.
Esas maneras tan suyas de predicar con el ejemplo me impactaron. A nueve días de haberse casado, un recorrido por países europeo hasta septiembre, le interrumpió la luna de miel y no dejó que ella le acompañara, “porque eso podía apreciarse como un privilegio, cuando sus otros compañeros de delegación no podían llevar a sus esposas”.
Ni nunca un regalo, cuando iba a un viaje, porque era invertir en cuestiones personales, el dinero del Estado.
Lo colmaban de regalos en esas visitas, y él prefería repartirlos entre sus compañeros, como la vez que le mandaron a Aleida de obsequio un televisor en colores y se lo dio a un vanguardia de una industria.
La educación de los hijos fue una constante preocupación, algo que le pidió encarecidamente a Aleida en su ausencia.
El inmenso amor que se profesaron, cuan duro resultó separarse de la familia, pese al altruismo, aquel aciago octubre de 1967, todo quedó palpitante con Evocación.

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