Bombardeo de médicos
Hilda Pupo Salazar
Fieles al viejo refrán que dice que “cada quien juzga por sí mismo”, aparece una noticia en el Sydney Morning Herald, donde se manifiesta la preocupación de los gobiernos de Estados 
Unidos y Australia por la presencia de personal de salud cubano en el sur de Asia y el Pacífico, una “amenaza –decía– a la seguridad regional”.
Un bombardeo de médicos es cosa seria, capaz de arrasar con la vida de inocentes y demoler al país. Muy “lógica” la inquietud de Washington que tanto se ocupa de proteger al mundo estilo Irak.
Se imaginan ustedes un grupo de “asesinos” de batas blancas, apuntándole a la cabeza con el estatoscopio y obligándole a curarse y salvarle la vida, es escalofriante sólo de pensarlo.
Estados Unidos tiene que estar nervioso con razón, porque no es juego que alguien en medio de la noche te toque la puerta y te diga: arriba las manos, vine a atenderlos y sin tiempo para defenderse, saquen una mochila con implementos sanitarios, entre ellos el de tomar la presión, te obligue a sentarte, te coja el brazo y usted tranquilito acepte la tortura.
No digo ni imagino más; un comentario como ese causa risa y ridículos lo que son.
Unidos y Australia por la presencia de personal de salud cubano en el sur de Asia y el Pacífico, una “amenaza –decía– a la seguridad regional”.Un bombardeo de médicos es cosa seria, capaz de arrasar con la vida de inocentes y demoler al país. Muy “lógica” la inquietud de Washington que tanto se ocupa de proteger al mundo estilo Irak.
Se imaginan ustedes un grupo de “asesinos” de batas blancas, apuntándole a la cabeza con el estatoscopio y obligándole a curarse y salvarle la vida, es escalofriante sólo de pensarlo.
Estados Unidos tiene que estar nervioso con razón, porque no es juego que alguien en medio de la noche te toque la puerta y te diga: arriba las manos, vine a atenderlos y sin tiempo para defenderse, saquen una mochila con implementos sanitarios, entre ellos el de tomar la presión, te obligue a sentarte, te coja el brazo y usted tranquilito acepte la tortura.
No digo ni imagino más; un comentario como ese causa risa y ridículos lo que son.
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