11 febrero, 2010

Amor, amor, amor






Hilda Pupo Salazar
Es tan lindo el amor tan absorbente y tan sublime, que nos parece que pecamos si nos referimos a el con términos terrenales.
Pero aunque hablamos de un sentimiento grandioso y abstracto, no pudiéramos separarlo de los terrícolas y no se nos acuse de demasiado realismo. Hay que cuidar el amor como a la capa de ozono.
Si el amor en la Tierra llegara a extinguirse, peligraría la vida.
¿Se imaginan ustedes sustituir esas dosis de afectos, ternura y comprensión entre los seres humanos y entre ellos, los animales y las plantas, por el egoísmo, la desatención, el desprecio y el odio? ¿Quiénes pudieran subsistir en un panorama tan adverso?
Desde España se informa que, según un estudio realizado por Ipsos Public Affairs y Reuters, más del 20 por ciento de los encuestados prefieren pasar el Día de los Enamorados con la mascota en vez de la pareja. Y no es que los animales no generen amor, pero algo está fallando si preferimos al perro, al gato o la compañía de un canario en sustitución de la amada/amado.
Yo quiero a Kael, a minino a mi pajarito de Australia, a ellos le doy mimos, pero… No hay que exagerar.

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