12 junio, 2010

Jaque al Golfo


Hilda Pupo Salazar
Desde el ordenador, me trata de mirar un pelícano entre una bruma negra y melcochosa que lo envuelve; allá en la arena yace un joven delfín junto a un crecido tiburón, quienes no han tenido mejor suerte, y a su lado entre los estertores de la muerte hay un cachalote, cuyo cartelito distintivo de ser una de las especies en extinción no lo han respetado.
Tortugas, atunes rojos, cangrejos, aves migratorias, el esturión o un frailecito silbador, no se han escapado de esta danza con la muerte; tal pareciera que un Arca de Noé de especialidad marina, hubiera esparcido su carga por el Golfo de Méjico, que hace más de un mes se ha hecho incompatible con la vida por la irresponsabilidad de los hombres.
La explosión de la plataforma Deepwater Horizon, perteneciente a la petrolera británica BP, que originó el peor derrame de petrolero en la historia de Estados Unidos, con una mancha de crudo extendida por aproximadamente 24 mil 435 kilómetros cuadrados, se ha convertido, por su repercusión negativa en los ecosistemas de la región, en una suma a los ya catastróficos impactos a la naturaleza en los últimos tiempos, frutos del cambio climático.
Aún cuando un sitio digital publicó imágenes censuradas por otros que actúan cuidando los intereses económicos, y la fábrica British Petroleum ha minimizado el percance, porque suponen que deben sufrir sanciones graves por su descuido, es imposible ocultar las dimensiones de los daños.
La certeza de que no puedan controlarse las pérdidas a corto plazo, acentuada por el fracaso en los intentos de tapar la fuga, y que se maneja el mes de agosto como la posibilidad de un futuro enmiendo, acrecienta los tamaños del desastre en la flora y la fauna del mar.
La Empresa petrolera BP logra recuperar unos 10 mil barriles de crudo diarios, con la colocación de una tapa con abertura sobre el pozo abierto en el fondo del Golfo, pero esa cifra es ínfima comparada con los millones de litros que manan diariamente a las aguas.
Los efectos de la contaminación llegaron a las costas de Luisiana, Misisipi, Alabama y se mueve hacia la Florida, y según estimado desde la catástrofe hasta ahora, la cantidad de crudo vertido al mar está en unos 70 millones de litros.
El peor accidente de este tipo en la historia del Norte como lo han catalogado coincide en tremendismo con uno de los comentarios de lectores sobre el hecho: “LO QUE EL HOMBRE LE HA HECHO A LA NATURALEZA NO TIENE NOMBRE...SOMOS UNOS ASESINOS, INCONSCIENTES Y DESTRUCTORES”.
Los pronósticos para el Golfo no son halagüeños. Se vaticina se creará una zona muerta, ya que desaparecerá todo tipo de vida en el lugar.

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