31 enero, 2016

¿Fuera de moda?

Hilda Pupo Salazar Eh aquí un curioso texto, llamado “cuando se respetaba”: La hora de llegar al hogar era a las 12 de la noche; prohibido dormir en casa de nadie; nos daban 5 pesos, para los gastos y nos pedían cuentas de su uso; cero bebidas alcohólicas y cigarros; se sentaban a hacer las tareas escolares con nosotros; el máximo castigo era encerrarnos en el cuarto sin poder salir de él y pedir perdón por la falta; los video juegos no existían, por lo que era obligatoria la convivencia en familia; había una sola tele en el núcleo familiar; la ropa era rotada entre los hermanos, de mayor a menor; las marcas no eran importantes, usábamos lo que nuestros padres podían comprarnos y éramos felices así.” No es una Columna anti- moderna, porque sería negar los adelantos de la Ciencia y la Técnica: Poner al candil por encima de la luz eléctrica o minimizar al fogón eléctrico o de gas ante el de leña. Nadie sería capaz de negar las ventajas de la era digital, los móviles, correos electrónicos, las TV de última generación, Tables y cuantos aparatos caracterizan el siglo XXI. La juventud de hoy en nada se parece a la de los 70 del siglo pasado. Viven en una Sociedad diferente, en la cual, cada vez más, se sustituyen los juegos tradicionales (bolas, trompos, cometas, bates, cuquitas y muñecas) por los contenidos en las computadoras. La ventaja de los llamados juegos clásicos es que estimulan el razonamiento, el equilibrio, la lógica y las capacidades motoras, sin desembolso monetario. En su mayoría, los muchachos dominan, actualmente, un lenguaje informático que anteriores generaciones no sabían y, si por casualidad tratas de defender un tocadiscos, para oír tu música preferida, se ríen de ti, y puede ocurrirte como el programa humorístico A otro con ese cuento, “¿me estás diciendo Cheo?”. No hablo de esos avances lógicos ni de sus peculiaridades, es cierto que a la hora de los recesos en las escuelas, ya no existe la costumbre de jugar a los yaquis, las cintas, el escondite, la suiza, la gallinita ciega, porque, ahora, los entretenimientos tienen superiores niveles de complejidades, me refiero a que dejamos entrar los adelantos por la misma puerta que dejamos salir el respeto y abandonamos la útil costumbre de ayudar a los muchachos en las tareas de la escuela. Muchos Niños, adolescentes y jóvenes no son respetuosos con sus padres, abuelos, vecinos, maestros u otras personas mayores. Si la época de los piñazos, retorcijones de ojos y arrodillados quedó atrás, por su violencia, no se recurre, tampoco, al diálogo en busca de entendimiento. Algunas familias abandonan la formación de los hijos con total irresponsabilidad, con el común “ese no es mi problema” con igual concepto de traer criaturas al mundo para que otros las críen, y paga la sociedad por la baja calidad de los ciudadanos dados.

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