31 octubre, 2018

Oir

Hilda Pupo Salazar No solo vista hace fe, también los oidos. Las llamadas “sord eras”de personas que no hacen uso de su canal auditivo, para escuchar el sentir de otros convierten los necesarios dialogos en inútiles monólogos. Puede que no exista solución ante una determinada queja o por lo menos inmediata, pero el hecho de escucharnos muestra interés por colaborar, borra cualquier gesto de engrimiento por ocupar un puesto y hace flexible al dirigente. Es muy triste tener una dificultad, acudir a quienes pueden ayudarnos y recibir un silencio por respuesta. A esta redacción llegan correos de trámites sin contesta y descontento popular, por esas actitudes tan indiferentes. Una más se insiste que es un requerimiento para esta sociedad humanitaria, los sucesos de ayuda al prójimo. La actual dirección del pais, Fidel y Raúl, valoraron muy en alto el constante intercambio con el pueblo, como práctica gubernamental. Las masas deben tener confianza que ante una problemática poseen receptividad en quienes los oyen, eso otorga la seguridad al ciudadano, porque su inconformidad no caerá en saco roto. Recibí un escrito bastante sui generis de un lector. El estaba cansado de plantear lo que le preocupaba y nunca fueron receptivos, me escribió para comentarme su inquietud y me pone: “no necesito conteste, ya me desahogué con usted y le doy las gracias por leerme”. Cuan do las personas comunican una queja, hasta varias veces, y se les “tira al montón” llegan a frustrarse y desarrollan la impotencia, por eso, lo altamente positivo de la manera de gobernar con ese constante intercambio del pueblo con los jefes, por la posibilidad de decir lo que piensan las masas y quienes ocupan cargos. Nadie tiene derecho a ser desentendido con las dificultades del otro, eso entorpece y añade insatisfacciones. La ayuda solidaria debe caracterizarnos. Vale la forma, pero, también, el contenido, porque es diferente recibir un No se puede a secas que un No con alternativas. Funciona distinto, si se escucha una negación junto a la voluntad de resolver. Se agradece bastante una actitud cooperativa, esa que no cierra drásticamente la puerta, sino ofrecer esfuerzos para tratar de buscar soluciones aun cuando la situación no sea la más propicia. Una se siente agradecida a pesar de la negativa, pero, siempre, con la premisa que hay respuestas y respuestas.

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