06 abril, 2011

Monigotes de fango


Hilda Pupo Salazar
“Llegué a la casa y cuando pregunté por él, la mujer me dijo: ´ ¿Usted se refiere al Señor Presidente?’. Bueno, le dije, si es el Presidente de Cuba con más razón quiero hablarle”.
Esta historia la cuenta el periodista Néstor Baguer Sánchez Galarraga, el Octavio de la Seguridad del Estado, cuando visitó por vez primera al connotado opositor Elizardo Sánchez Santacruz, la puerta de entrada al mundo de la contrarrevolución en Cuba, como él le llamó.
Baguer confiesa: “Esa gente vive engañándose entre ellos mismos y luchando por ser el Presidente de la Nueva Cuba”. Incluye en la lista de los soñadores “futuros mandatarios” además a Oswaldo Payá, Ricardo Bofill y Vladimiro Roca.
Adentrarse en las entrevistas hechas por Rosa Miriam Elizalde y Luis Baez, en su libro “Los disidentes” es conocer por dentro el mundo de la fabricada aposición, los hilos que la atan a Estados Unidos y la baja catadura moral de este grupo de mercenarios, con intereses espurios y movidos únicamente por el provecho monetario.
Ahora, fomentar una derecha con sostén ideológico dentro del país es su objetivo central, pero una de las enseñanzas de lo transmitido bajo el título Razones de Cuba es que la mayor fortaleza en este enfrentamiento la otorgan los principios de los verdaderos hijos de la Patria que la defienden ante la carencia de preceptos de quienes se llaman “patriotas”.
La aparición de agentes de la Seguridad Cubana en todo ese entramado, incluso en posiciones claves, retrata que nos siguen subestimando y ese tipo de lucha los hace débiles. Como consecuencia se hace interminable el juego de persecución y en vez de fabricar líderes están haciendo monigotes de fango.

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