16 mayo, 2011

Pinocho es yanqui


Hilda Pupo Salazar
¿Qué sería Estados Unidos sin la mentira? Ya es cosa de política de Estado y algo tan intrínseco a su Gobierno que los embustes le dan oxígeno para vivir.
Se clasifican como mentiras inocentes y no tan inocentes. Que yo recuerde como las primeras está la de la cena que Bush fue a compartir el Día de Acción de Gracia con los soldados en Irak y resultó que el suculento pavo asado que todos vimos en fotos era plástico.
Mentiras no tan ingenuas son las armas de destrucción masiva en Irak, por la cuales ahorcaron a Saddam Husein y están aún acabando con ese pueblo o el desplome de las Torres Gemelas y Bin Laden como primer sospechoso, aunque no pudieron probarlo hace 11 años están matando afganos en la persecución de Al Qaeda.
Y ahora que me dicen de la muerte de Bin Laden. ¿Será verdad o es una de las patrañas del Imperio?
Una de sus últimas felonías es el invento de que matamos de una paliza al ciudadano cubano Juan Soto García y aunque aclaramos que su muerte fue por pancreatitis, su escarceo con la intención de condenarnos ante la opinión pública mundial no deja escuchar la verdad. El propósito es bien claro: quieren fabricarnos otro “mártir” de la contrarrevolución.

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