27 noviembre, 2013

Convcence primero

Hilda Pupo Salazar Como diría Víctor Hugo “: «Nada más estúpido que vencer; la verdadera gloria es convencer.», porque cuando se acciona sin persuadir no pasamos de imponer y eso en modo alguno es un acto de inteligencia. Es muy fácil hacer cumplir algo por la fuerza y no recurrir a la conversación. La razón para exponer un argumento, parte de la necesidad de convencer a quienes te rodean de que algo por decidir es bueno para los interesados. En ello, se utilizarán todos los razonamientos factibles, adecuados para inducir a los demás a acatar y comprender lo dicho. “El argumento es la expresión, ya sea oral o escrita, de un raciocinio. Permite justificar algo como una acción razonable con dos finalidades posibles: persuadir a otro sujeto (para promover una determinada acción) o transmitir un contenido con sentido de verdad (fomentando el entendimiento)”. El poder de la convicción tiene la fuerza de la mejor arma, pero para ello se necesitan razones sólidas, consistentes y coherentes, que no exhiban contradicciones. Sólo de este modo se logrará cumplir con los objetivos, de lo contrario será rebatido o rechazado por los receptores. Es muy bueno si llegamos a sostener nuestras ideas con argumentos convincentes, porque conseguimos con las palabras que una persona actúe o piense de un modo diferente al inicial. ¿Cómo sabemos sobre la fortaleza de la explicación? “Para la lógica, un argumento es un conjunto de premisas al que sigue una conclusión. Cuando esta conclusión se sigue necesariamente de las premisas, se habla de un argumento deductivamente válido”. A la hora de esos análisis no es bueno olvidar, para ganar mayor entendimiento, colocarse en el lugar del otro, porque de esa forma juzgamos con mejor acierto. “Podemos convencer a los otros con nuestros argumentos, pero solo con sus propias razones se les puede persuadir “. Jourbert El diálogo es una herramienta insustituible o usted no ha oído decir: “Hablando la gente se entiende”, pero para eso requerimos de inteligencia, tacto, flexibilidad, paciencia, preparación y pericia. Una persona falta de imperturbabilidad, conocimiento y rígida no está apta para tales encomiendas.

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