30 enero, 2014

Rompe el ciclo

Hilda Pupo Salazar Cuando existe odio y rencor adentro es muy difícil que los buenos sentimientos fluyan, las personas pasan sus días llenos de amargura y frustración, tienen un rictus en el rostro y malas formas en sus relaciones humanas. Nadie desea compartir con alguien así, por eso reciben el rechazo y el desprecio. ¿No ha oído hablar del círculo de la vida?, pues a ponerlo en práctica, a favor de un 2014 más armónico. Cuentan que un obrero enojado gritó a su jefe y le dijo algunas verdades, pero de manera descompuesta. Por supuesto, aunque tuviera razón, la perdió con esa manera tan violenta. El jefe llegó a su casa, “la agarró” con su esposa y la acusó sin motivos de derrochadora. La mujer ofendió a la vecina por una minimez. En ese momento, la vecina dio un puntapié al perro, el animal salió corriendo y tumbó a una señora, ella ofendió al médico, cundo la atendía, por un golpe recibido en la caída A esas alturas, el galeno bravo entró a su vivienda y vociferó a su madre, porque no le gustó la comida. La anciana, tolerante, y un manantial de ternura, acarició sus cabellos diciéndole: “Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. “Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que puedas dormir en paz. Mañana te sentirás mejor”. Dejó al hombre sin palabras y solo con sus pensamientos. La tolerancia, la dulzura, el perdón y el amor interrumpieron el círculo de odio. Así ocurre en la realidad de nuestra existencia, porque ¿cuántas veces llevamos a la calle o al trabajo los conflictos del hogar y las incomodidades tenidas con otros? Lo lamentable en esta ocasión es que no siempre se encuentran quienes rompen el círculo del odio y se desatan las malas formas entre compañeros o conciudadanos. La violencia enrarece los ambientes, se habla alto, existen ofensas, irrespetos o groserías y los “culpables” pueden estar lejos. El mejoramiento humano por el cual luchamos significa la tolerancia en los seres humanos. Un habitad mejor no puede prescindir de gentes respetuosas, decentes, medidas, circunspectas o agradables y, sobretodo, dispuestas a perfeccionarse. La voluntad de eliminar cuantos rasgos negativos existan en nosotros, pasa por el proceso de determinar que queremos ser mejores personas. odiar cuando se comienza a respetar.

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