16 octubre, 2014

Vida

Hilda Pupo Salazar La vida es una cajita de sorpresa decimos, para ilustrar cuan imaginable puede ser nuestro destino, a veces súper agradable y otras terriblemente funesto. Para recibir las alegrías todos estamos preparados, no sucede igual con los golpes. A los seres humanos nos cuesta asimilar las adversidades y, no pocas veces, nos preguntamos en medio de las fatalidades “¿por qué a mí?”. Por ello, escribo este mensaje, para aquellos a quienes no les sonríe la dicha en estos momentos y piensan estar al límite de sus energías. Es tremendamente fatal dejarse abatir por el desaliento y renunciar a las esperanzas, porque le cerramos el camino a las herramientas que pueden permitirnos “salir del hueco” y no ver tanta oscuridad alrededor. No pido conformismo, sino mayores ímpetus, para saber enfrentar las dificultades. Dijo una vez Isabel Allende, la escritora chilena: “Me gustan las personas que tienen que luchar por obtener algo, los que teniéndolo todo en contra, salen adelante. Esta es la gente que me fascina: la gente fuerte”. En cierta ocasión traté el tema de los contenes puestos en la existencia y cómo vencerlos, una lectora me escribió: “Se ve que usted no tiene problemas, es fácil nadar fuera del agua”. No se trata de quienes tienen mayores entorpecimientos, porque grandes o pequeñas, la mayoría de las familias tienen complicaciones, ya sea en sus relaciones interpersonales, obstáculos económicos, desavenencia entre sus miembros o problemas de salud, la esencia está en la manera de encarar las situaciones. Es nocivo enfocarse en lo malo, pues esa atención marcada lo expande. Mantener un buen espíritu ayuda. Si decimos y repetimos con certeza la posibilidad de salir bien, así será. Los pensamientos positivos son cien veces más poderosos que los negativos. La vida no es una autopista lisa y recta, sino un camino sinuoso, porque como dijo el filósofo indio Rabindranath Tagore: “De cualquier modo que se llame tu espina, acéptala; es compañera de la rosa” Si en medio de los peores momentos, hay flojedad de espíritu las cosas empeorarán, por eso, merecen elogios esas personas que con el corazón roto y llenas de infortunios, levantan la mirada y dicen “estoy bien”.

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