02 noviembre, 2014

Mentirosos

Hilda Pupo Salazar La mentira es inversamente proporcional a la credibilidad, entre más falsedades dicen algunas personas menos creemos en ellas, por tanto esa nefasta conducta de faltar a la verdad es incompatible con querer fomentar un ambiente de confianza. Pero, no siempre esa negativa actitud es perjudicial. Cuando el niño tiene menos de 7 años confunde realidad y fantasía, su tipo de "mentira" es inocente, sin premeditación y sobre todo sin querer conseguir ningún beneficio con ello. Más de esa edad es preocupante y debemos buscar causas, por ejemplo imitación de los padres, por miedo o ante mucha exigencia. Es tremendamente nocivo asumir esas posturas como estilo de vida, porque llegará el tiempo en que ganaremos el cartelito de “gente inservible” y ya nadie nos buscará para una misión responsable. Las personas al referirse a nosotros dirán: “ni hables con él, ese es un pamplinoso”. Sucede cuando hacemos promesas e incumplimos. Entre los tipos de ese mal hábito conductual están las defensivas, es decir, las dichas en busca de protección, por ejemplo, llegar tarde al trabajo e inventar las más increíbles excusas para que no nos pasen la raya roja. Las hay para evitar responsabilidades: Cuando se expresan pretextos del tipo "no recibí tu correo", "no escuché el llamado", "no pasé por casa", "nunca me avisaron..." También, están las expresadas para lograr algo o con el propósito de evitar una sanción. Como tarde o temprano lo incierto sale a la luz, es muy difícil evitar las consecuencias negativas de decir lo que no es verdad. Si nos acostumbramos a ser mentirosos, podemos tener otros valores, pero por esa postura perjudicial nos caracterizarán. Por eso, lo importante de enseñar a ser honrado y honesto desde pequeño, porque son cualidades consistentes en actuar de acuerdo como se piensa y siente. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y fe en las personas. Aquí les dejo ejemplos de honestidad, para aplicarlo: Aceptar cuando se comete un error o equivocación y no culpar nunca a alguien más por ello; reconocer los méritos ajenos y más si parecen propios; realizar lo encomendado, aunque no haya quien lo supervise; decirle de frente a una persona lo pensado sobre ella y pagar las deudas aún sin ser solicitadas. También, devolver a quien nos da dinero o algo de más sin darse cuenta; no engañar a los clientes con publicidad engañosa; decir la verdad aunque cueste trabajo admitirla o nos cause consecuencias negativas y devolver lo prestado, aún cuando no nos lo hayan pedido.

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