09 febrero, 2015

Vivir del cuento

Hilda Pupo Salazar Vivir del cuento. No hablo del programa humorístico, transmitido los lunes por la Televisión Cubana, sino de esos personajes que han marcado el estilo de su existencia con una forma de ser muy parecida a estar flotando perennemente y tratar de existir lo mejor que se pueda. Son quienes no cogen lucha por ni con nada; tampoco están comprometidos con nadie, no conocen de esfuerzos ni sacrificio, su entrega es solo al placer y si de amor se trata es a su persona. Tienen el “mérito” de mantenerse inhiesto por muy fuerte que soplen los vientos y la habilidad de confundir con su discurso y hacerse pasar por alguien honesto. Viven en la piroflautica. Con personas así no se avanza, porque en vez de acción lo único aprendido es “hablar y hablar”. Ellos mismos son un invento verbal. Hoy te hacen un “lindo” cuento, mañana repiten una historia parecida con diferente protagonista y así tratan de dormirte con su bla, bla, bla. Lo más triste es el daño hecho por su ineficiencia y esas maneras tan poco responsables de asumir su misión. Otra gran consecuencia negativa es su nocivo influjo en el entorno, por eso sería lamentable justipreciar a un colectivo completo por el desempeño errado de un solo integrante. Hablo de quienes no se identifican por la edad, porque, lamentablemente, lo mismo son mayores o jóvenes sin una adecuada educación. Cómo el principal objetivo es acomodarse, tratan de pasar los días sin buscarse problemas con nadie, a su lado pueden suceder las más insólitas indisciplinas que ellos “no se dan por enterados”. Sería funesto quedar atrapado “en la teladearaña de los vividores” y no identificar, combatir y denunciar con valentía a ese tipo de gente, preocupada únicamente por su bienestar. Debemos ganar claridad que, para lograr el desarrollo económico-social ansiado y mejorar nuestro estilo de vida, se hace imprescindible liberar a la sociedad de los parásitos chupadores de sudor ajeno. Las tareas se cumplen si existe un empuje de fuerzas sin desvíos en el camino y tales individuos constituyen frenos en la marcha, por lo general, siembran el desaliento y tratan de aparentar una ayuda inexistente disfrazada de optimismo. Decisivo es en la consolidación del futuro, extraerle a la sociedad las personas que no aportan, los contadores de cuento, los tía tata.

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