14 mayo, 2016

Negar la edad

Hilda Pupo Salazar Hay una manía de ocultar la edad, como si fuera un delito. Algunas mujeres y hasta hombres entran en ese absurdo de decir: “los años que uno cumple no se preguntan”. Es de mala educación inquirir sobre ese aspecto, pero suena tan ridículo establecer todo un misterio en torno al almanaque individual, como un secreto a voces justificado, que no puedo dejar de reflexionar sobre ese asunto. Todos los escritos sobre el tema coinciden en que se esconde detrás de tal postura el temor a envejecer. Ahí se incluyen a quienes se quitan quinquenios y hasta decenios de vida en ese afán de resultar más jóvenes. Mentir acerca de la edad es, además, una verdadera complicación, porque no sólo se trata de recordar cuantos años dijiste tener, sino que debes remodelar por completo la historia de tu vida involucrando hasta a tu familia, y debes tener muy buena memoria para recordar el paso por la escuela y la trayectoria, todo en un intento de hacer coincidir tu cuento nuevo con la mentira. No nos hacemos un favor si permitimos que se nos valore por nuestra apariencia. El hecho de estar más jóvenes sobre la base de dietas y operaciones de cirugía estética sólo nos complica las cosas. Por fortuna, es un hecho que hoy no todos consideran la edad como algo terrible, porque honestamente un hombre o una mujer maduros tienen mucho que ofrecer. Una persona de edad avanzada debe agradecer la posibilidad de poder llegar a esos años; otros no lo lograron. Lo más importante es vivir intensamente mientras podamos y no desgastarnos en trivialidades. A continuación una confesión de una lectora: “Ahora sé cómo lograr las metas trazadas; creo estoy mejor. No más joven, pero sí más a gusto conmigo misma. Si nos obsesionamos con estar o parecer más jóvenes, nunca vamos a disfrutar las ventajas de que goza una mujer madura. ¿Y no es seguridad lo más anhelado cuando somos jóvenes? “Lo ideal sería que viviésemos a gusto con nuestros años, y eso es conseguible. Negar nuestra edad es negarnos a nosotras mismas, es no aceptarnos. Quizá haya mucho de aquello dicho por el escritor francés Albert Camus: “las mujeres mentirosas con su edad reflejan la inconformidad con su vida”. Dijo Abraham Lincoln: “No son los años en tu vida los que cuentan. Es la vida en tus años”.

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