01 mayo, 2017

Vence la calidad

Hilda Pupo Salazar Ahora, cuando vuelve en Cuba la modalidad del trabajo por gestión propia y los llamados “negocios particulares” forman parte de la realidad del país es bueno no olvidar algo fundamental, muy relacionado con el triunfo: la competencia. En economía, eso es una situación patrimonial en la cual se tiene la libertad de elegir a quienes compran. Como existe dicha posibilidad, debido a la cantidad de ofertantes y demandantes; en la selección del vendedor decide la satisfacción del usuario. Quienes ofrecen mercancías o diferentes servicios deben recordar los requisitos para ser preferidos, porque tengan la seguridad que nadie choca con la misma piedra dos veces. Si los que invierten su dinero constatan cualquier fraude, ese es un cliente perdido para el comerciante. El domingo pasado, alguien que fue a adquirir carne de cerdo dijo: “si cuando llegue a la casa, la peso y le falta una onza, ese (refiriéndose al negociante) no me ve más el pelo” Ejemplos de engaños al consumidor hay muchos: pizzas exquisitas en un inicio y, ahora, verdaderos “zapatos”, batidos aguados, refrescos desabridos, dulces mal hechos, maíz tierno para tamales, molido hasta con la tusa para ganar en pesaje; vinos avinagrados, miel de abeja ligada con azúcar o frutas con maduradores artificiales lindas por fuera y podridas por dentro. Después de pagar altos precios por los productos y encima ser víctimas del hurto resulta una doble estafa. El mayor castigo para ese pícaro es perder su clientela, por falta de confianza. Hay muchos casos ilustrativos del respeto al comprador en cuanto a pesajes exactos y facilidades para los que adquieren. Los valores de la honradez y la honestidad son inherentes en esos desempeños. Nadie intente lograr el éxito si introduce los ardides en su labor, porque los propios timados se convierten en propagandistas del mal servicio recibido. Entre los requisitos para mantener a sus compradores está el respeto hacia ellos y no cambiar la calidad de antaño por los churros en un presente. Eso de que escobita nueva barre bien no funciona y va contra su propio detrimento. En esa lógica lid entre negociantes no ganan los más “vivos”, sino aquellos creativos, sacrificados, emprendedores y quienes le van introduciendo iniciativas a sus ofertas, para hacerlas más atractivas a los ojos de los interesados. Hay tres vocablos claves en esta misión: constancia, sacrificio y esfuerzo. Con holgazanería, exabruptos, prepotencia y escamoteo no se vence.

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