27 abril, 2018

Siempre honrado

Hilda Pupo Salazar En época de mis abuelos se decía: Con pantalones zurcidos, pero honrado”, para ilustrar que podía tenerse mala situación económica, con la falta de las más disímiles cosas, sin embargo, no era justificación para tener algo, acudir al fraude, la estafa o la ilegalidad. El hurto, ahora conocido como “luchar”, es un peligroso rasgo social, por la comprensibilidad de algunos de no considerar robo lo extraído al Estado, incluso, se excusa y llaman “los pobres, están necesitados” a quienes se apropian indebidamente de mercancías y después venden a precios desorbitados. La honradez es una cualidad que deriva del sentido del honor y se funda en el respeto a sí mismo y a los demás. Lleva a las personas a actuar con rectitud, a no robar, ni engañar y a cumplir sus compromisos. Por ello las personas honradas son dignas de respeto, confianza y credibilidad. Es lastimoso que artículos acabados de llegar a los centros de trabajo, con una finalidad determinada, se oferten en las calles por los revendedores a altas cifras. Patrimonios estatales van a bolsillos particulares. Ese efecto coladera desangra al país, porque se le extrae sus riquezas, con el nada entendido pretexto de sustraerle sus recursos, para después ofrecerlos como si fueran de propiedad personal. Es verdad, se requieren, pero no lo adquieren quienes más lo necesitan, sino los que poseen mayores caudales y esa no puede ser la vía de distribución. Hay quienes han hecho fortunas mediante el robo ante los que acumulan dinero por el trabajo y negocios honestos. Facilismo frente a los esfuerzos. Se entronizan formas cómodas de aumentar los peculios, sin sudar la camisa, como hacerse dueños de los primeros turnos de una cola y venderlos después. No hay más remedio que caer en esas manos, si quiere resolverse. Estamos ante la falta de control de lo designado, para proteger las mercancías estatales y no lo hacen y un alto nivel de déficit de exigencia y control. Dijo el médico y psicoterapeuta austriaco Alfred Adler: Mira con los ojos de otro, escucha con los ojos de otro y siente con el corazón de otro.” Es del inglés Ralph Nichols: “La más básica de las necesidades humanas es entender y ser entendido. La mejor forma de entender a la gente es escucharla.” E l poeta estadounidense Walt Whitman expresó:“No pregunto a la persona herida cómo se siente. Yo mismo me convierto en la persona herida.

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